Páginas de interés

domingo, 26 de junio de 2011

A Cuba

Artículo de opinión del diario La Vanguardia sobre el cambio económico, que no político, de Cuba. Más que recomendable.

Raúl Castro, hermanísimo del líder de la revolución, quiere borrar la idea de que "Cuba es el único país del mundo en que se puede vivir sin trabajar". No es una reforma del sistema, advierte el presidente, sino un "cambio estructural". Faltaría más. Hay que cuidar las palabras siempre y hasta la victoria final. Aquí en Catalunya, chico, también tenemos algún empresario que –por alguna extraña razón– se enfada muchísimo si se le denomina empresario. Allá cada cual con su dolencia. Así que busquemos sinónimos, eufemismos y subterfugios para empezar a saludar a la nueva clase emprendedora (que no empresarial) de la isla. Los cubanos, a partir de ahora, podrán abrir oficialmente (oficiosamente cada hijo de vecino resuelve como puede desde hace tiempo) sus negocios y contratar empleados. Estos valientes, en vez de contar con un sueldo de la administración, gestionarán sus ingresos a cambio de pagar los impuestos que toque y las cuotas a la seguridad social. Sean, pues, bienvenidos algunos queridos amigos cubanos al proceloso mundo del pequeño emprendedor, también llamado autónomo, figura tradicionalmente maltratada (u olvidada) en nuestros predios.

Pero es una pena que, ya puestos, el compañero Raúl no haya sido más audaz y ambicioso y, en vez de inspirarse en la figura del tendero catalán (el botiguer, que tuvo su réplica antillana), se haya puesto a copiar con detalle el sensacional sistema chino, regido también por el partido único, igualmente comunista y movido por las mejores intenciones de paz, amor y prosperidad. Esto de Raúl es como intentar meter sólo la puntita, un imposible teórico y práctico. Las sabias autoridades chinas, en cambio, no tienen manías a la hora de mezclar lo que mejor se tercie: dictadura (aunque queda feo escribirlo, no vayan a ofenderse las almas sensibles) y pulcras escuelas de negocios, que así se va forjando una clase media de lo más estable. Luego, uno se monta unos Juegos Olímpicos de tomo y lomo y los estadistas occidentales salen encantados del recinto. Tanto, que ya ni se acuerdan de los que van pudriéndose en las cárceles, que son ganas de aguar la fiesta. 


Ay, compañero Raúl, qué pena que no seas chinito y que tu demografía y tu geografía no ayuden a seguir a los nietos del Gran Timonel, gente seria y cumplidora que tiene más fulas ahorradas bajo la baldosa de las que nunca puedas tú imaginar. Llegado el caso, y con el viento de la historia a favor, no habrían de faltarte aplicados émulos de López Rodó y asociados, preclaros próceres españoles que fueron chinos antes que los chinos y empujaron el carro del progreso por esos extraños atajos que, a menudo, pasan delante del piquete de fusilamiento y hacen parada en el garrote vil. Así, como quien no quiere la cosa, de la democracia orgánica a la democracia, lo mismo que del partido único a lo que tenga que ser.


FRANCESC-MARC ÁLVARO

No hay comentarios:

Publicar un comentario